Conectarse o quedarse atrás: la otra cara del Internet en México

Cuando pensamos en jóvenes y tecnología, solemos imaginar a adolescentes con celulares en la mano, navegando redes sociales o viendo videos en YouTube. Pero, ¿qué pasa con quienes no tienen conexión? En México, más de 20 millones de personas entre 6 y 24 años no tienen acceso regular a Internet en sus hogares. Esta brecha digital no solo es una cuestión de infraestructura, sino de justicia social.
El acceso a Internet ya no es un lujo, es una necesidad. Desde la educación hasta el empleo, muchos aspectos de la vida dependen hoy de estar conectados. Durante la pandemia, miles de estudiantes en zonas rurales o con bajos ingresos no pudieron continuar sus estudios porque simplemente no tenían una computadora, un plan de datos o señal estable. Esta realidad mostró, de manera cruda, que la conectividad es también una herramienta de inclusión.

Varios estudiantes no pudieron continuar con su educación. - Foto: Especial

El problema va más allá del cable o el router. Se trata de oportunidades: de aprender, de participar, de expresarse. Mientras en zonas urbanas el 84.1% de los hogares tienen conexión, en las áreas rurales esta cifra cae al 56.5%. En estados como Oaxaca, Chiapas o Guerrero, el acceso se vuelve incluso más limitado.
Hablar de juventud en la era digital sin considerar esta desigualdad es contar solo la mitad de la historia. No todos los jóvenes tienen las mismas herramientas para desarrollarse, y eso nos obliga a cuestionar qué estamos haciendo como país para cerrar esa brecha.
En nuestro próximo reportaje, profundizaremos en esta problemática desde la voz de jóvenes mexicanos que enfrentan día a día la desconexión. Porque detrás de cada punto porcentual hay historias, esfuerzos y retos invisibles que merecen ser contados.

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